Roxana Calderón
Pacto anti-moralista
Te juro que no estabas en mis planes, pero llegaste de repente y con tus ojos azabaches me hipnotizaste, me cautivaste. La magia de tu presencia paralizó el momento de tu llegada a mi vida y humedeciéndome los sentidos con tu aroma, lograste una explosión en mis hormonas.
Desde ese entonces tu olor se ha convertido en una especie de souvenir que siempre llevo conmigo. Ahora siempre te deseo, te anhelo, te procuro en cada instante en el cual estas lejos.
Contigo no quiero compromisos, contigo solo quiero besos con sabor a libertad y miles de encuentros espontáneos disfrazados de casualidad. No busco esclavizar mis sentidos y ponerte de destinatario en mi corazón. Esto es sin ataduras y sin ninguna clase de visión hacia el futuro.
Aquí las únicas reglas que existen son para preservar nuestro anonimato en la clandestinidad. Esto es un viaje sin expectativas, de la carencia de expectativas sucumbe la química de la atracción. En mi cerebro existen imágenes tuyas con símbolos de peligro y precaución.
Las ilusiones están prohibidas, cualquier demostración que atente hacia lo establecido será cuestionada y podrá causar estragos. Nuestras memorias no tienen espacio para almacenar y más tarde recordar, aquí el después no existe.
Tú y yo somos del momento, existimos, pero no somos. Cerca, pero separados, estamos, pero sin condiciones, del tiempo presente, pero ausentes cuando se requiere. En el mismo espacio, pero no en la misma dimensión. Con un solo propósito en común, placer antes que amor.
